De acuerdo con la Sociedad Latinoamericana de Medicina Natural y Tradicional, México es el segundo país del mundo con el mayor número de plantas medicinales, con 4.500 variedades.

Durante el periodo de la conquista y la colonia se perdió una parte del conocimiento acerca de la medicina y herbolaria indígena. No obstante la destrucción de códices y compendios, algunos colonizadores conocieron y se interesaron en las propiedades medicinales de las plantas. Tanto que algunas plantas viajaron de México a otras partes del mundo.

La medicina prehispánica mantenía una estrecha unión con el culto religioso y el misticismo, pues a través de los curanderos se sanaba el cuerpo y el alma del enfermo. Las enfermedades se atribuían a desequilibrios entre las partes frías y calientes del organismo, ante esto las plantas medicinales ayudaban a restablecer el equilibrio recuperar la salud.

Además del intercambio de hábitos entre las diversas culturas, existió un intercambio de alimentos, métodos de curación y hábitos. Tal es el caso de las plantas como nuez moscada, jengibre y tamarindo que llegaron de otros lugares y por parte de América se expandió por el mundo el maíz, el cacao, el girasol y la papa.

La medicina tradicional mexicana, entre las que se encuentra la herbolaria, ha ido integrando otras disciplinas terapéuticos para conformar un sistema de salud que millones de mexicanos siguen utilizando tanto en la provincia como en la ciudad.

Un enfoque integral de atención médica, contempla el uso de herbolaria científica como parte del tratamiento, utilizando las propiedades de las plantas para potenciar la curación del individuo teniendo en consideración su bienestar tanto físico como mental.

Es importante que antes de llevar a cabo cualquier tratamiento, consultes a un profesional de la salud debidamente certificado.